Objetivo.- Incentivar y motivar a los más pequeños en la robótica.
Alumnado: 1º y 2º de primaria.
2 Sesiones, una de exploración de los materiales y secuenciación de las actividades a realizar y la otra de puesta en práctica con los alumnos.
En nuestra clase de Segundo de Primaria, tuvimos la suerte de contar con la colaboración de Agustín, el padre de Hugo, quien se unió a nosotros para una actividad muy especial: la elaboración de una noria utilizando el kit de robótica Spyte. Fue una experiencia única que transformó nuestra jornada escolar en un momento lleno de aprendizaje, diversión y creatividad.
Desde el inicio de la clase, la emoción era palpable. Agustín llegó con el kit de robótica y una tablet, listo para guiarnos en el proceso de construcción y programación de la noria. Los niños estaban ansiosos por aprender y participar, y Agustín, con su entusiasmo y paciencia, logró captar su atención desde el primer instante.
Con cada pieza que ensamblábamos, los estudiantes se sumergieron en el mundo de la robótica. Agustín explicó cómo funcionaba cada componente y cómo se conectaban entre sí. Los niños no solo estaban construyendo una noria, sino que también estaban aprendiendo sobre conceptos básicos de ingeniería y programación. La tablet se convirtió en una herramienta clave, ya que a través de ella pudimos programar los movimientos de la noria, lo que añadió un nivel extra de emoción al proyecto.
El ambiente en el aula era de pura alegría. Las risas y los gritos de emoción resonaban mientras la noria comenzaba a cobrar vida. Cada vez que lograban que la noria girara, los niños celebraban como si hubieran ganado un premio. Fue un momento de conexión no solo entre los estudiantes, sino también entre Agustín y los pequeños, quienes disfrutaron de su compañía y de su conocimiento.
Esta actividad no solo fue una clase diferente, sino que también fortaleció los lazos entre la familia y la escuela. La participación de Agustín mostró a los niños la importancia de involucrarse en su educación y cómo el aprendizaje puede ser divertido y colaborativo.
Al final de la jornada, todos nos sentimos satisfechos y orgullosos de lo que habíamos logrado juntos. La noria no solo fue un proyecto de robótica; fue un símbolo de trabajo en equipo, creatividad y la alegría de aprender. Agradecemos a Agustín por su tiempo y dedicación, y esperamos que esta experiencia inspire a más padres a unirse a nosotros en futuras actividades. ¡Sin duda, fue un día para recordar!
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